Hice innovación en productos y procesos cuando todavía no se ponía de moda, en fin, hice lo que mi buen o mal juicio me señaló lo que debía hacer.
Nadie me enseñó a ser empresario, nadie me enseñó gestión empresarial.
20 de esos 35 años, además fui dirigente gremial del sector mipyme, tanto en mi país, cómo en Latinoamérica.
Hoy, después de 50 años de iniciados mis estudios (entre a la Universidad de Chile, en 1970 y expulsado por la Dictadura de Pinochet el 11S73), me he licenciado en Administración de Empresas en la UNIR de México (no sé porque en Chile nos llamamos Ingenieros Comerciales) he conocido, informado y formado académicamente, me doy cuenta de lo feble que somos los mipymes en Chile y Latinoamérica.
La situación desmedrada de las mipymes en Chile y Latinoamérica, así como las de cualquier tamaño o lugar, son afectadas en su desarrollo ya sea por condiciones externas o condiciones internas. Las primeras, en mi opinión principalmente por razones estructurales, de no incorporación del sector a la estrategias de desarrollo en nuestros países. La segunda, motivo de este trabajo, el liderazgo que debe ejercer el dueño / gerente- administrador de la mipyme y el desconocimiento de lo que significa la GESTION de la misma. Esta situación que ha sido evidenciada en múltiples estudios, diagnósticos, papers, etc. surge del desconocimiento de nuestro origen, de quienes somos los mipymes, porque nos hicimos pymes, que hacíamos antes de ser mipymes. Los empresarios mipymes somos económica, social y culturalmente distintos a los empresarios de grandes empresas. Nosotros constituimos la base de lo que se denomina la clase media en Latinoamérica y servimos como elemento de movilidad social y redistribución de ingresos.
La generalidad de los estudiosos, expertos, académicos, funcionarios estatales vinculados al fomento del sector y también nosotros mismos consideramos a las empresas y a los empresarios cómo iguales. Hemos igualado, desiguales.
Las pymes, actor económico y social de primera magnitud, representan en mi país Chile (Servicio de Impuestos Internos, Chile, 2016) el 98,5% del total de empresas formalizadas, levemente inferior al 99,0% que en promedio indica Latinoamérica (Correa, 2018). En Chile ese porcentaje significan poco más de 900.000 empresas de menor tamaño formalizadas y activas. Ellas según las cifras oficiales chilenas aportan el 46% del empleo, de una fuerza laboral activa de aproximadamente 8,5 millones de trabajadoras y trabajadores. Esta información, verídica y oficial, no considera a los poco más de 900.000 empresarios/ dueños-administradores en sus empresas o negocios, como trabajadores, característica diferencial principal entre los empresarios mipymes y los dueños de las grandes empresas, lo que hace variar la cifra quedando en alrededor del 56% del empleo.
La situación en Latinoamérica según CEPAL en cuanto al aporte del empleo señala un promedio del 63% en la región. En cuanto al aporte al crecimiento en Chile se estima en un 16% y el promedio de Latinoamérica, según los empresarios españoles, en un 28% de promedio (CEOE, 2018).
La investigación entonces se concentra en lo interno y principalmente en el rol principal que juega el empresario mipyme, en tanto dueño y administrador de su negocio y empresa.
Constatamos la dificultad de definir a la mipyme, segmentaciones cuantitativas que, si bien pudieran indicar algo del tamaño, nada dicen sobre el desarrollo y madurez de esta. Todo indica que las mipymes seguirán existiendo y que por tanto algo debemos hacer para mejorar la situación.
El trabajo contiene las respuestas y conclusiones a las interrogantes y además algunas propuestas en función de mejorar, la ya demasiado deteriorada situación de las empresas de tamaño menor o mipymes de nuestra América Latina.
José Luis Ramírez, Santiago de Chile. Septiembre 2019.